“Cultura Corporativa”,… ¿Has dicho cultura?
Artículo publicado en el sitio de noticias francés cadre-dirigeant-magazine.com por Bertrand Launay, Corporate Group Revenue Partner de Prodware.
“En un entorno digital tan acelerado como el de hoy, el contexto sin precedentes de los últimos dos años y los desafíos a los que se enfrentan las empresas cuando se trata de contratar nuevo talento, han obligado a las empresas a adoptar un nuevo conjunto de valores que imbuyen un sentido más profundo de la empatía, la confianza y la humildad en la cultura empresarial.” señala Bertrand Launay, Corporate Group Revenue Partner de Prodware. Estos nuevos principios de gestión son esenciales para enfrentar los desafíos de los próximos años, pero también para fomentar un enfoque más ético e inclusivo, consideraciones que son muy relevantes para Bertrand Launay.
Aplicar la empatía sobre la autoridad
En un informe de 2018 publicado por Business Solver sobre la empatía en el trabajo, el 96 % de los empleados encuestados consideraba que la empatía era esencial. Irónicamente, el 92% cree que las empresas para las que trabajan no valoran ese valor ético específico. Estas cifras subrayan un importante cambio de paradigma dentro de las empresas. También muestran que los empleados tienen nuevas expectativas que exigen más respeto y reconocimiento y exigen una mayor participación en el proceso de toma de decisiones. Parece que los días de la gestión vertical, donde los directores pensaban y los empleados asignaban las tareas, han terminado.
Mostrar empatía en el trabajo significa, sobre todo, poder trabajar en equipo o en grupo y alejarse de los silos organizativos para aprovechar los beneficios de una estructura organizativa horizontal. También significa estar dispuesto a abstenerse de juzgar y abrirse a los demás. Significa estar dispuesto a aceptar que uno no lo sabe todo y que desatar el potencial de muchos a través del concepto de inteligencia colectiva es superior a la decisión individual de uno, incluso si esa decisión resulta ser excelente. Explorar estos nuevos principios de gestión implica adoptar una auténtica y fuerte cultura de “retroalimentación”. Todas las opiniones merecen ser escuchadas y compartidas para promover una cultura de innovación y agilidad y, por lo tanto, crear crecimiento y valor.
Ética que contribuye a la experiencia del cliente
El impacto de un enfoque ético en el negocio se ha medido en varias publicaciones, como en el LRN Benchmark of Ethical Culture. Esta encuesta realizada a miles de empleados muestra que las empresas con las culturas éticas más sólidas superan a las demás en un 40 %. Estas cualidades éticas se pueden ver en toda la organización: lealtad de los empleados con sus compañeros, convirtiéndose en embajadores de la empresa; equipos que demuestren ser creativos y dispuestos a adaptarse fácilmente al cambio; más crecimiento al mismo tiempo que aumenta el atractivo de la empresa y la satisfacción del cliente.
Este último punto también ha evolucionado considerablemente. Los desafíos éticos y calentamiento global que enfrenta el mundo hoy en día hacen que los consumidores cambien radicalmente sus comportamientos y expectativas de compra. Por lo tanto, una cultura de retroalimentación es realmente importante y no solo para medir el nivel de satisfacción de los empleados, sino que ahora también es un mantra para los clientes. Llegar a tus clientes, comprenderlos o incluso anticiparse a sus necesidades y expectativas es ahora “una obligación” para las empresas que ofrecen productos y servicios innovadores. Aquí también la transformación digital es fundamental para recopilar comentarios de los consumidores online a través de los diferentes canales de redes sociales.
Asumiendo riesgos: aprendiendo a avanzar
¿Cómo se fomenta y promueve una cultura corporativa basada en la ética y la empatía? Bueno, para empezar, hay que aceptar que las personas cometen errores y que fallar es parte del proceso de aprendizaje. En el pasado, cada vez que había algún tipo de contratiempo, era costumbre señalar con el dedo a alguien y culparlo. Y eso llevó a los empleados a creer que mostrar iniciativa podría ser peligroso. Pero ahora, es un juego de pelota completamente diferente y asumir riesgos, fomentar la toma de decisiones, es el camino a seguir. Y eso significa aceptar los intentos fallidos y aprender de ellos: practicar la consigna “si al principio no tienes éxito, inténtalo y vuelve a intentarlo” para transmitir el mensaje. Sin embargo, aceptar la idea de que aprendes de tus errores es lo que preparará el escenario para esta nueva mentalidad y evitará el juego de la culpa. Además, elegir no culpar a ninguna persona por cualquier error también es una forma de identificar la verdadera raíz del problema.
Por lo tanto, la cultura corporativa debe promover la asunción de riesgos y lo que los psicólogos denominan flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de estar en modo de aprendizaje constante y cuestionar las propias certezas demostrando estar abierto al cambio y adaptabilidad en todas las circunstancias. Por lo tanto, estos nuevos principios de gestión en constante cambio es lo que se necesita hoy para atender a los mercados volátiles y de ritmo extremadamente rápido. En cualquier momento pueden surgir competidores o startups con nuevos modelos de negocio, por lo que el aprendizaje y la agilidad se han convertido en pilares fundamentales para asegurar el desarrollo y crecimiento de las empresas.
Así que, al fin y al cabo, el significado de “cultura” en la expresión “Cultura Corporativa” debe entenderse como tal, con su verdadero significado. Antes, la única prioridad y razón de ser de las empresas era mantener contentos a sus accionistas. Ahora, con la cultura corporativa en el foco, obtener beneficios sigue siendo igual de importante, pero ahora debe tener un significado y un propósito. Las empresas crean valor financiero y económico con seguridad, pero a partir de ahora, también tendrán que crear valor social.
A través de los valores que una empresa se marca y transmite, se convierte en un verdadero colaborador social con responsabilidades, derechos y deberes. Tanto internamente como fuera de la organización, es decir, para sus empleados y socios, el papel de una empresa ahora también consiste en crear y aportar valor para el bien común. Así, además de sus productos o servicios, sus valores calan en la sociedad e incluso pueden ser educativos, fuente de inspiración y de unión. Entonces, el término “Cultura corporativa” no es solo otra de esas palabras de moda, sino algo real que sigue evolucionando. Necesita alimentarse de la cultura de sus talentos en lugar de intentar que se mezclen en una versión impuesta de ella. Intentar imponer tal versión sería intentar acabar con las diferencias, acabar con lo que las hace únicas y con lo que pueden aportar. Entonces, lo que hay que hacer es exactamente lo contrario, es decir, hacer crecer la cultura corporativa agregando y alimentando la cultura de todos los talentos de una empresa en una especie de ola sincrética donde la empatía, la ética, la mentalidad abierta, la voluntad de aprender, la confianza y la transparencia conforman el tejido social de las empresas innovadoras del futuro.