Contratada por la Inteligencia Artificial
Una advertencia a nuestros queridos lectores: este artículo se ha escrito en forma de distopía. Hemos imaginado un futuro en el que la integración de la Inteligencia Artificial en el mundo profesional se habría realizado de forma automatizada. Se trata de una forma de anticipar el futuro para responder mejor a los retos actuales y para proponer mejores alternativas. Bienvenidos a 2084.
Este es el futuro. Es el año 2084 y las predicciones sobre la sustitución de los humanos por las máquinas se han hecho realidad. La Inteligencia Artificial ha tomado el relevo. La prueba: he sido contratada por una IA y soy Directora de RRHH. Esta es mi historia.
Algoritmo busca Directora de RRHH
“¿Eres mujer, vives en París, tienes más de 20 años de experiencia en Recursos Humanos en puestos directivos, quieres unirte a una empresa de rápido crecimiento en el sector News Tainment? Presente su candidatura”. Esta frase inicial marcó mi primer contacto con Inforythme, líder en el sector de los medios de comunicación de nueva generación. Generado directamente por un algoritmo, el anuncio mostraba la información esencial sobre el puesto a cubrir y el perfil pertinente: mujer, parisina y 20 años de experiencia. Cumplía con todos los requisitos.
¿El problema? Algo en la descripción del perfil es totalmente discriminatorio. Es la reproducción infinita de un patrón establecido. Para componer su anuncio, la Inteligencia Artificial utilizó un marco de referencia existente. Como la mayoría de los responsables de RRHH de las empresas del mismo sector son mujeres, viven en París y tienen más de 20 años de experiencia, automáticamente tomó estos criterios como sus principales factores de selección. Y hasta aquí la repetición. Desprovista de inteligencia humana -la única capaz de matizar criterios y de tomar decisiones estratégicas que no se basen únicamente en cifras frías e incorpóreas-, la máquina reproduce todos los sesgos preexistentes. No los crea, sino que multiplica su recurrencia y su impacto.
¿Una candidata demasiada perfecta?
La segunda etapa del proceso, una vez más totalmente delegada en la máquina, fue la selección de candidatos. También en este caso cumplí todos los requisitos y sé de lo que hablo, ya que me dirijo a ti (alerta spoiler) como Directora de RRHH de Inforythme. Pero volvamos al proceso. Al generar la descripción del puesto, la Inteligencia Artificial había definido perfectamente los requisitos de esta contratación: experiencia reconocida y pertinente, cualificaciones y competencias necesarias, recomendaciones de compañeros, etc. A continuación, aplicó lógicamente estos criterios al filtro de candidaturas recibidas, lo que dio lugar a una preselección de perfiles relacionados.
Todo relevante, ¿en serio? En la pantalla, sí, sin duda… ¿Pero en la vida real? ¿En la que estar en la oficina no es solo una sucesión de tareas y reuniones? ¿En la que la vida laboral diaria está salpicada de discusiones informales, pausas para el café y momentos inesperados que cambian el curso de TODO? Después de tanto hablar en los años 2010 y 2020 de la importancia de las soft skills, de tantas charlas y conferencias sobre la importancia de las competencias interpersonales, aquí quedan reducidas a la nada. Es sorprendente lo mucho que puede parecerse la empresa de 2084 a la de mediados del siglo XX. Algunas de las nuevas fronteras coinciden mucho con las antiguas. El atipicalismo no es un valor en alza en 2084.
HR Manager incluye la ‘H’ de ‘Human’
Ya está. Estoy dentro. El algoritmo ha escaneado todos los departamentos de Recursos Humanos de empresas equivalentes, ha definido la descripción del puesto y los requisitos de Inforythme para el puesto de Directora de RRHH. La máquina ha redactado y programado la publicación del anuncio en todas las redes de distribución pertinentes, ha filtrado las candidaturas recibidas, ha contactado con los candidatos seleccionados y, por último, ha realizado las entrevistas. Bueno, “entrevista” es mucho decir… Para cada intercambio, me mostraban una pantalla. A modo de introducción, me mostraron un vídeo que resumía la historia de la empresa, una presentación de sus valores y algunos testimonios de empleados cuidadosamente seleccionados. Luego vino el test. Una prueba tipo test sacada directamente del manual ‘eneagramas para dummies’ y una prueba práctica que, en mi experiencia, era práctica solo de nombre. La Inteligencia Artificial recopiló todos los datos y me eligió a mí. Misión cumplida. Recibí una calurosa nota de felicitación: “Nos complace anunciarle que su candidatura al puesto de Directora de RRHH de Inforythme ha sido aceptada. Le rogamos que acuda a nuestras oficinas, en el número 34 de la Rue du Futur, el 1 de mayo de 2084 a las 8.30 horas”. Hemos visto mejores formas de empezar. No puedo imaginar qué mensaje recibieron los candidatos no seleccionados.
Pero ¿por qué fui seleccionada? La Inteligencia Artificial no consideró oportuno explicarlo. Entre el estudio minucioso de mi perfil, el análisis léxico de mi CV, el diagnóstico de mis respuestas a los tests de personalidad y de aptitudes, la medición algorítmica de mis estados emocionales, las conclusiones del detector de mentiras, la máquina procesó, clasificó, escrutó cantidades fenomenales de datos sobre mis antecedentes, sobre mi perfil, sobre mí, sencillamente. ¿Y qué dedujo? La validación. Conseguí el trabajo, ¿de qué hay que quejarse? Quizás de la falta de transparencia, ya que, para un proceso tan complejo, cabía esperar algo más que una respuesta binaria.
En 2023, esto no ha ocurrido. Hoy en día, y durante mucho tiempo -al menos esperemos que así sea-, la contratación es un reto complejo; se nutre de las nuevas tecnologías, al tiempo que se asegura de conservar el elemento humano, imprevisible y sensible que la máquina no puede (¿por el momento?) reproducir. Al fin y al cabo, ¿no se encuentra la belleza del trabajo en los RRHH? ¿En esos sentimientos que un ordenador, incluso un ordenador cuántico, nunca podría sentir? ¿En esos “flechazos inesperados” que una máquina no podría sentir? La Inteligencia Artificial es y seguirá siendo una herramienta formidable, al menos mientras nos sirva de ayuda y no nos boicotee.